viernes, 7 de septiembre de 2012

PERSEPOLIS, la esencia de los persas y de su gran imperio.

Hacia el año 512 a C el rey Darío I el Grande emprendió la construcción de este masivo complejo palaciego, ampliado posteriormente por su hijo Jerjes I y su nieto Artajerjes I. Hoy en día, las majestuosas ruinas de Persepolis, crisol de estilos mesopotámico, egipcio y griego, atestiguan el esplendor que llegó a alcanzar el Imperio Persa aqueménida, el más poderoso y extenso de su época.     Persepolis (Irán) fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1979.

La primera capital del Imperio Persa aqueménida fue Pasargadas, pero hacia el 512 a C el rey Darío I el Grande emprendió la construcción de este masivo complejo palaciego, ampliado posteriormente por su hijo Jerjes I y su nieto Artajerjes I. Mientras las capitales administrativas de los reyes aqueménidas fueron Susa, Ecbatana y Babilonia, la ciudadela de Persepolis mantuvo la función de capital ceremonial, donde se celebraban las fiestas de Año Nuevo. Construida en una región remota y montañosa, Persepolis era una residencia real poco conveniente, y era visitada principalmente en primavera.

En el 330 a C, Alejandro Magno, en su campaña de Oriente, ocupó y saqueó Persepolis, incendiando el Palacio de Jerjes, para simbolizar quizá el fin de la guerra panhelénica de revancha hacia los persas. 

   En el 316 a C, Persepolis era todavía la capital de Persis, una provincia del nuevo imperio macedónico. La ciudad decayó gradualmente durante el periodo seléucida y posterior. En el siglo III d C, la cercana ciudad de Istakhr se convirtió en centro del imperio sasánida.

Reyes persas de la dinastía aqueménida constructores de Persepolis

   
   - Darío I (522-486 a C)       



   - Jerjes I (485-465 a C)  



   - Artajerjes I (464-425 a C) 


En persa, actualmente: Takht-é Jamshid o Trono de Jamshid, haciendo referencia a un rey mítico de la antigua Persia.   Antaño su nombre original era Parsa.  

El nombre griego de Persepolis o Ciudad de los Persas data de fechas posteriores a su saqueo.


Emplazamiento

   
   En una plataforma de roca natural, de unos 300 x 500 m, adosada a una ladera del Küh-é Rahmat (Monte de la Misericordia). A unos 50 km al nordeste de la ciudad de Shiraz, provincia de Fars (centro de los imperios aqueménida y sasánida), al sudoeste de Irán.  
Los otros tres lados de la plataforma cuadrangular que sirve de base a Persepolis están compuestos por un muro de contención de sillares ciclópeos, variando de altura siguiendo la inclinación de la ladera de 4 a 14 metros).  
En el lado Oeste una majestuosa doble escalera de 111 peldaños da acceso a la terraza, sobre la que se levantan las ruinas de varios edificios colosales, dispuestos ortogonalmente, construidos todos en una piedra gris oscura procedente del monte vecino, a menudo pulimentada hasta alcanzar la textura del mármol. Los sillares, de gran tamaño y cortados con la máxima precisión, fueron colocados sin mortero o argamasa, y muchos de ellos permanecen todavía in situ. Los palacios incorporaron elementos arquitectónicos procedentes de diversas tradiciones: meda, mesopotámica, griega y egipcia.  
La mayor parte de la ciudadela de Persepolis fue excavada por el Instituto Oriental de Chicago en los años 30, y posteriormente por el Servicio Iraní de Arqueología. 



Principales edificaciones

   
   - Gran Escalera de Entrada  
   - Puerta de las Naciones, o de Jerjes  
   - Apadana o Salón de Audiencias de Darío I, con 36 altas columnas  
   - Escalinatas de acceso a la Apadana, con relieves del Desfile de las Naciones y de los Diez Mil Inmortales, así      como combates de León y Toro  
   - Salón del Trono de Jerjes o de las Cien Columnas, rodeado de pórticos monolíticos con relieves en el intradós   de luchas entre un héroe real y un Toro, un León o un monstruo mitológico alado  
   - Palacio de Darío  
   - Palacios de Jerjes y Artajerjes (vestigios)  
   - Tripylon o Sala Central de los Tres Pórticos  
   - Casa del Tesoro de Darío  
   - Museo  
   - Tumbas rupestres de Artajerjes II y III excavadas en el monte Küh-é Rahmat 
Es increíble conocer como un imperio de muchísimos años atrás dejo un gran legado a la humanidad y aun mejor que a través de su legado pudiéramos tratar de identificar su historia.

Estilo artístico
  
   En el florecimiento de la arquitectura aqueménida que se produjo en Persepolis es evidente la influencia de la tradicional arquitectura elamita, hegemónica en el II milenio a C, cuyo carácter auténtico no se ha individualizado hasta fechas recientes gracias al hallazgo del ziggurat y el complejo de templos de Choga Zambil (Irán, cerca de Susa). 

Es también muy perceptible en Persepolis la influencia del arte griego, dado que Darío, al regreso de la guerra en el Egeo, se llevó consigo gran número de artesanos griegos. 

   El leit-motiv artístico persa aqueménida eran las tallas en piedra. Éstas se diferencian de las de Asiria, donde los relieves se usaban como decoración interior y tenían un contenido narrativo. En Persepolis entran a formar parte de la decoración exterior de los muros, lo que explica la ocasional monotonía de sus temas procesionales. El bajorrelieve plano y detallado de los grabados asirios dieron paso al sutil modelado de Persepolis, que recordaba el trabajo de los forjadores. Los ropajes sugerían, a la manera griega, las formas del cuerpo humano a través de las telas, y se daba un tratamiento más plástico de los temas humanos y animales, aumentando el efecto tridimensional de todos los relieves.

jueves, 6 de septiembre de 2012

Ciro el “Grande” fue el mesías y no era ni judío.

“te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados…” Isaías 45:3 
¡El Rey Persa que conquistó la Antigua Babilonia y recibió esos tesoros realmente fue nombrado por Dios 150 años antes de su nacimiento! El profeta Isaías registró esa profecía en el siguiente pasaje:

Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán:2Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos; y te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre. Por amor de mi siervo Jacob, y de Israel mi escogido, te llamé por tu nombre; te puse sobrenombre, aunque no me conociste. Isaías 45:1-4
                                            Un poquito de Ciro.
Pero vámonos también a ver cosas realmente interesante de esta profecía, en el Antiguo Testamento no hay mesías. Y nos parece que esta afirmación se acerca a la verdad. Sin embargo, hay dos casos en la época postexílica, en concreto a partir del 539 a.C. en el que el uso empieza a acercarse a lo que podría ser la concepción un mesías-rey poterior: el de Ciro el Grande, que no es ni siquiera judío y el de Zorobabel, el último vástago de la rama de David. Pero el que a estos dos personajes se les designe en alguna ocasión con el vocablo mesías, nos señala con nitidez como el que ejerce esa función es un mero ser humano, por mucho que su “contacto” con la divinidad sea excelso.  Según la tradición judía, Ciro el Grande, persa de nación, de la estirpe de los aqueménidas, conquista Babilonia en el 539 a.C., después de haber derrotado a los lidios (su monarca más era el proverbialmente opulento y rico Creso) y a los medos. Por necesidades u oportunidad política, Ciro adoptó una política de tolerancia religiosa para con los diversos pueblos de su extenso imperio, para que al menos en ese flanco no hubiera tensiones él.  En el ámbito de esta política Ciro decidió permitir a sus súbditos judíos (los aqueménidas, al conquistar Babilonia se hicieron dueños automáticamente de Israel, que estaba bajo su soberanía desde la caída de Jerusalén en el 587) la reconstrucción de las murallas en la capital de la provincia de Judea, la reconstrucción del Templo de Jerusalén, que existía en semirruinas, y la devolución de los objetos sagrados del Templo de Jerusalén , transportados a Babilonia como señal de dominación por Nabucodonosor. Parece también que emitió un edicto por el que se permitía la vuelta de los exiliados en Babilonia –familias prominentes todas ellas- a tierras de Israel.  Y decimos “parece” porque hay serias dudas al respecto, puesto que la misma tradición hebrea parece indicar que el primer retorno de los exiliados fue en tiempos del sucesor de Ciro, Darío I en torno al 521 a.C. Pero es probable que fuese Ciro el que primero diese, o esbozase, el decreto que permitía la vuelta. De lo contrario no se hubiera producido lo que nos interesa ahora: la tradición profética recogida en Isaías lo proclama “justo” (Is 41,2), “pastor” (= buen rey: Is 44,28) y “ungido” o “mesías” Isaías 45,1. He aquí el texto:  « Así dice Yahvé a su ungido (“mesías”)) Ciro, a quien he tomado de la diestra para someter ante él a las naciones y desceñir las cinturas de los reyes, para abrir ante él los batientes de modo que no queden cerradas las puertas. » 
Además investigando un poco mas me di cuenta que lo que es pasado por alto casi universalmente por comentaristas de la Biblia es que Ciro no limitó su beneficencia a solo esos judíos. Si ese hubiera sido el caso, cuestionar sus motivos sería mucho más difícil. Pero la historia nos pinta un cuadro de genio político quien reconoció el valor de tratar de pacificar pueblos conquistados en vez de esclavizarlos—una práctica que continuó Alejandro El Grande después de el. Y ese principio era la razón detrás del envío de Ciro de contingentes de todos los elementos “religiosos” dentro de su imperio de regreso a sus tierras de origen. Ídolos tomados como botín de guerra fueron restituidos a los muchos sacerdotes paganos para que pudieran volver a casa y seguir como si nada hubiese pasado y en lo que concernía a los judíos, los recipientes de oro y plata tomados del Templo (Daniel 5:2) les fueron devueltos. Por lo que los aspectos de “pastor y mesías” de Ciro hacia los judíos deben ser vistos en aquel contexto. Había un sabor ecuménico pronunciado en el asunto completo en el que el rey veía como iguales a todas las religiones. Para finalizar esta nota me llama poderosamente la atención que el nombre de CIRO empiece con "C y termine con O" al igual que CRISTO, y no solo eso la palabra CRISTO lleva dentro de él las cuatro letras del nombre de CIRO. 

El Paraíso o Jardín del Edén ¿Una copia de hace 4,000 años a.C. original de los persas?


En el Génesis de la biblia se menciona el paraíso, donde Adán y Eva fueron enviados para que pudieran disfrutar al máximo de la vida y que no les faltara nada. Mientras dentro de la historia encontramos que hace más de 4,000 años que se escribiera la biblia existían los jardines persas donde ahora es Irán.

Pero para poder hace una comparación y ver si posiblemente es una imitación inventada o real de la biblia conozcamos que eran el “Jardín Persa”.  Según Wikipedia: 
La denominación de Jardín Persa remite a una tradición y a un estilo de la concepción de los jardines que tiene su origen en Persia(actual Irán). Tradicionalmente estos jardines eran “espacios cerrados”.
La palabra persa (en Avéstico) para definir “espacio cerrado” era pairi-daeza que se transmitió, en la Mitología judeo-cristiana con el nombre de Paraíso, el Jardín del Edén.
El objetivo de estos jardines era el de procurar la tranquilidad tanto espiritual como recreativa (punto de reunión de los amigos), de hecho eran, esencialmente, un paraíso en la tierra. La manera en que estos jardines se construían podía ser muy formal (haciendo prevalecer la estructura) o muy informal (centrándose en las plantas), respetando, no obstante, algunas reglas simples de concepción, con la intención de maximizar, en términos de función y emoción, todo aquello que podía ofrecer el jardín. Se estima que el origen de los jardines persas data de unos 4000 a. C. En las cerámicas de esa época se descubren los diseños en cruz, típicos de los jardines persas. El concepto persa de un jardín ideal (parecido a un paraíso), tiene su mejor representación en el Taj Mahal. Fue Babur el que introdujo el concepto de los jardines persas en la India, y el jardín Aram Bagh de Agra (actualmente abandonado) fue el primero de los numerosos jardines que él creó. El Taj Mahal es uno de los jardines persas más grandes del mundo.
Mientras que por el otro lado tenemos lo que la mayoría de cristianos católicos o no católicos conocen como el Jardín del Edén que según la biblia se describe de la siguiente manera.

La palabra Edén suele ser utilizada como sinónimo de Paraíso. Sin embargo, la palabra «Paraíso» originalmente se refiere a un bello jardín extenso; mientras que «Edén», es una palabra de origen acadio (un pueblo de estirpe semita), cuyo significado se refiere a un lugar que es puro y natural. Así, Edén se refiere más bien a una región geográfica, mientras que el Paraíso se refiere a un lugar más específico (un huerto o jardín situado en la parte oriental de dicha región).
En la Biblia se indica que el Edén es un huerto o jardín que habría existido (al oriente), indicando su existencia en una región que se hallaría en el Cercano Oriente. Igualmente se dice que de él salía un río que se dividía en cuatro, llamados: río Pisón, que se dice, rodeó toda la tierra de Havila; el río Gihón, que habría rodeado toda la tierra de Cus (Etiopía); el río Hidekel (río Tigris); que iría al oriente de Asiria; y el río Éufrates.
En el libro Génesis en su capítulo primero, versículos 29 y 30 de describe la dieta vegetariana del paraíso original:
"29 También [Dios] les dijo [a Adán y Eva]: «Yo les doy de la tierra todas las plantas que producen semilla y todos los árboles que dan fruto con semilla;todo esto les servirá de alimento. 30 Y doy la hierba verde como alimento a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo y a todos los seres vivientes que se arrastran por la tierra.»"
Igualmente en Génesis 9:3 nos dice que podemos comer todo lo que se mueva y tenga vida, al igual que las verduras, que todo podemos comer.
En el jardín del edén Dios habría colocado dos árboles especiales, llamados el árbol de la ciencia del bien y del mal y el árbol de la vida; y, además, en este huerto, Dios habría colocado a Adán y Eva, para que vivieran.
En este lugar, Dios le otorgaría al hombre todo aquello que necesitase para tener gozo, placer y armonía, de este modo no le faltaría nada.
Aquí también Adán y Eva desobedecieron a Dios y comieron la fruta del Árbol de la ciencia del bien y del mal. Fueron maldecidos por su desobediencia: él trabajaría con el sudor de su frente, ella daría a luz con dolor y la culebra reptaría.
Luego fueron expulsados para evitar que el hombre alcanzara la vida eterna, pues ya tenía conocimiento del bien y mal al igual que la mujer provocó al hombre para que comiera del fruto del conocimiento. Esto está bien explicado en Génesis 3:22 y 3:24.
Entonces partiendo del hecho que el Jardín persa era un lugar con mucha vegetación y el Edén igual podemos decir que son similitudes muy interesantes con muchos años de diferencia pero que puede haber sido utilizada esa diferencia de años como para poder dar inicio a la vida a la creación desde un nuevo punto de vista. “El Religioso”